Los olivos desempeñan un papel crucial al producir un fruto ampliamente consumido en todo el mundo, ya sea como aperitivo, en forma de aceite o incluso como paté de aceituna. En una iniciativa reciente, Ford ha explorado la posibilidad de utilizar las ramas y hojas desechadas durante la cosecha de aceitunas en la fabricación de piezas de vehículos más sostenibles.
Dentro del marco del proyecto COMPOlive, dedicado a buscar mejoras medioambientales en la producción de aceitunas mediante el uso de biocompuestos en lugar de plásticos y el respaldo a la economía circular, se llevó a cabo un ensayo. Este enfoque no solo busca reducir la cantidad de plástico utilizado en la fabricación de piezas de vehículos, sino que también contribuye a la limpieza del aire en las áreas de cosecha, al evitar la quema como método de eliminación de desechos.
Los ingenieros han desarrollado prototipos de reposapiés y partes del maletero utilizando residuos de olivo. Los resultados de las pruebas han demostrado que estas piezas son robustas y duraderas. Ford está evaluando la posibilidad de utilizarlas a gran escala para contribuir a la fabricación de la próxima generación de vehículos eléctricos.
En el proceso de ensayo, los materiales de desecho fueron obtenidos de olivares en Andalucía, España, la región con la mayor producción de aceite de oliva en el mundo.
En una primera fase, los ingenieros en la sede europea de Ford en Colonia, Alemania, utilizaron tecnología de simulación avanzada para evaluar la aplicabilidad de los residuos de olivo en términos de durabilidad, resistencia y maleabilidad. Posteriormente, procedieron con la fabricación de prototipos. El material, compuesto por un 40% de fibras y un 60% de plástico de polipropileno reciclado, fue calentado e inyectado en moldes para dar forma a la pieza seleccionada.
Ford, en colaboración con sus socios a nivel mundial, está logrando avances significativos en relación con sus ambiciosos objetivos de sostenibilidad medioambiental. «The Road to Better» es el compromiso de Ford para construir un futuro del transporte más sostenible, inclusivo y equitativo, donde cada persona tenga la libertad de moverse y perseguir sus sueños.
El proyecto COMPOlive, desarrollado entre 2020 y 2023, enfrentó desafíos debido a las restricciones de viajes y movilidad impuestas en todo el mundo durante la pandemia. Los socios del proyecto no pudieron reunirse en persona hasta pasados dos años y medio.