En pleno apogeo, el Audi 50 irrumpió en el mercado en 1974 como el primer coche pequeño de un fabricante alemán, justo después del estallido de la crisis del petróleo en 1973. Destacaba por su bajo consumo de combustible y su diseño innovador: tracción delantera con motor transversal, carrocería de dos puertas con portón trasero y un amplio maletero, asientos traseros abatibles, dimensiones compactas y un excelente comportamiento en carretera.
Además, el Audi 50 sentó las bases para el Volkswagen Polo, que se lanzó siete meses más tarde, aprovechando las sinergias dentro del Grupo Volkswagen, ya exitosas hace medio siglo.
El nuevo Audi 50 debía ser moderno y versátil, complementando la gama de modelos de la marca en el segmento de acceso, junto al Audi 80 y Audi 100. Desde 1970, los ingenieros de Audi NSU Auto Union AG, liderados por el director técnico Ludwig Kraus, trabajaron en el proyecto, buscando un sucesor para el modelo compacto de NSU. La clave del éxito fue el motor transversal, que permitió crear un coche espacioso a pesar de su reducida longitud total. Se lanzaron dos versiones del «mini Audi»: el Audi 50 LS de 50 CV y el Audi 50 GL de 60 CV, ambos con motores de 1,1 litros y un peso de solo 685 kilogramos. El Audi 50 LS alcanzaba una velocidad máxima de 142 km/h, mientras que el GL llegaba a los 152 km/h. En 1977, se introdujo una variante con un motor de 1.300 cc y se fabricaron 180.828 unidades antes de que la producción cesara en el verano de 1978.
Aunque el Audi 50 estuvo en el mercado por poco tiempo, marcó el inicio del segmento de los coches pequeños en el Grupo Volkswagen, dando paso a generaciones de Volkswagen Polo en los años posteriores.