Porsche Taycan Turbo GT frente al avión Pipistrel Velis Electro
En una nueva entrega para el canal DriveTribe, Richard Hammond y James May han vuelto a enfrentarse, esta vez en un desafío entre un coche eléctrico de altas prestaciones y un avión de propulsión también eléctrica. El recorrido, que cruzaba parte del sur de Inglaterra, ha sido la excusa perfecta para poner a prueba dos conceptos distintos de movilidad cero emisiones en condiciones reales.


La carrera arrancó en el aeródromo de Henstridge, situado entre los condados de Somerset y Dorset, y finalizó en Dunsfold, lugar que albergó durante años las grabaciones del antiguo programa que ambos presentaban. Con una distancia en línea recta de 129 kilómetros y un trazado total por carretera de 174 kilómetros, el reto obligaba al Taycan Turbo GT a lidiar con atascos, límites de velocidad y desvíos por obras, mientras el Pipistrel Velis Electro tenía el cielo libre, aunque con ciertas limitaciones operativas.

James May despegó con el avión eléctrico, cuya autonomía de vuelo es de apenas 50 minutos. Por ello, se vio obligado a detenerse para recargar en el aeródromo de Thruxton, aproximadamente a mitad de camino. Durante la pausa, tuvo incluso tiempo para tomar una taza de té, algo que contrastaba con el ritmo más exigente que vivía Hammond al volante del Taycan.


El coche comenzó con ventaja. Al tratarse de un aeródromo, la salida se produjo en pista, sin tráfico ni obstáculos. Hammond aprovechó el sistema Launch Control del Taycan Turbo GT, que con sus 1.108 CV de potencia en modo Overboost y hasta 1.240 Nm de par, logra acelerar de 0 a 100 km/h en apenas 2,3 segundos. Una cifra superior incluso a la del Bugatti Veyron que protagonizó una carrera similar en 2005.

A pesar del incremento de potencia y prestaciones en los vehículos actuales, el Taycan se mostró igualmente refinado en tramos más lentos. Ya fuera en autopista o en carreteras comarcales, el sistema Porsche Active Ride jugó un papel clave para mantener la comodidad sin sacrificar estabilidad. Esta tecnología regula de manera individual cada rueda, generando fuerzas que permiten mantener la carrocería estable incluso sobre asfalto irregular. Las imágenes captadas en primer plano revelaban cómo los neumáticos se adaptaban al terreno mientras el habitáculo se mantenía sereno.

El Velis Electro, por su parte, se benefició de un viento de cola constante de entre 20 y 30 nudos, lo que favoreció su velocidad media y mantuvo la competencia igualada. Desde el habitáculo del Taycan, Hammond intentaba localizar en el cielo al pequeño avión eléctrico, describiéndolo con humor como “una avioneta con un spaniel a bordo”, al tiempo que miraba a través del techo panorámico con tecnología de oscurecimiento líquido.

A diferencia de retos anteriores en los que ambos eran aliados contra un tercer rival, en esta ocasión competían entre ellos, como representantes de dos formas distintas de moverse por el entorno. El coche podía haber recorrido los 174 kilómetros sin detenerse, gracias a una autonomía de hasta 555 km, y en caso de ser necesario, bastaban 18 minutos para pasar del 10 al 80 % de carga, gracias a su potencia de carga de hasta 320 kW.


Esta comparación no solo ofreció entretenimiento a los espectadores, sino que sirvió para analizar hasta qué punto las nuevas tecnologías eléctricas ya permiten retos reales entre vehículos de naturaleza tan distinta. Con sus diferencias y limitaciones, tanto el Taycan Turbo GT como el Pipistrel Velis Electro mostraron que la movilidad eléctrica, aunque con trayectorias distintas, sigue evolucionando en todos los frentes.