El PEUGEOT RCZ es uno de esos pocos modelos que, a pesar de su corta vida comercial, ha dejado una huella imborrable entre los entusiastas del automóvil. Producido entre 2010 y 2015, este coupé deportivo destacó rápidamente por su diseño llamativo y su carácter dinámico, y aunque su tiempo en el mercado fue limitado, sigue siendo recordado como una joya de diseño y rendimiento.

La creación del RCZ surgió en una época en la que Gérard Welter dirigía el Centro de Diseño de PEUGEOT, tomando como base el concept-car PEUGEOT 308 RC Z. Este modelo encapsuló la esencia del espíritu deportivo que caracterizaba a la marca, y reflejó la pasión de Welter por el automovilismo y las altas prestaciones. De hecho, el RCZ es una extensión del legado de otros modelos icónicos de la marca, como el PEUGEOT 205 o el 407, que también llevan el sello de este diseñador.
El diseño exterior del PEUGEOT RCZ destaca por su perfil aerodinámico y su inconfundible techo de doble burbuja, un guiño a los deportivos clásicos de mediados del siglo XX, especialmente aquellos construidos por carroceros como Zagato. Su apariencia logra combinar un toque agresivo con una notable elegancia, fusionando la deportividad de un biplaza con líneas suaves y estilizadas.

A pesar de su enfoque claramente deportivo, el RCZ fue pensado para ser más que un simple coche de altas prestaciones. En su diseño se consideró la comodidad y la funcionalidad para el uso diario. Este coupé ofrece una configuración de asientos 2+2, lo que permite acomodar hasta cuatro personas, algo inusual en este tipo de vehículos. El maletero también es sorprendentemente espacioso, con una capacidad de 321 litros que se expande hasta 639 litros al abatir los asientos traseros, lo que lo convierte en un coche apto para el día a día.
La gama de motores del RCZ incluía opciones que abarcaban desde una versión diésel de 2.0 HDi con 160 CV, hasta dos motores de gasolina 1.6 THP con 155 CV y 200 CV. Estos propulsores ofrecían una respuesta ágil y emocionante al volante, con aceleraciones vigorosas que correspondían a las expectativas generadas por su estética y perfil deportivo. La experiencia de conducción estaba claramente orientada al disfrute, proporcionando sensaciones emocionantes en todo momento.

En 2013, el RCZ recibió una actualización que lo alineó con los nuevos lanzamientos de PEUGEOT, mostrando un estilo aún más refinado y moderno. Pero el gran hito fue la introducción del PEUGEOT RCZ-R, una versión aún más radical y potente, desarrollada con la colaboración de PEUGEOT Sport. Este modelo, que elevaba el motor 1.6 THP hasta los 270 CV, se convirtió en el coche de producción más potente de la marca hasta esa fecha. El RCZ-R alcanzaba una velocidad máxima de 250 km/h y lograba una aceleración de 0 a 100 km/h en menos de seis segundos, unas cifras impresionantes para un vehículo de su categoría.
No obstante, más allá de los números, el RCZ-R incluía una serie de mejoras técnicas que lo hacían sobresalir en términos de rendimiento. Entre ellas se encontraban pistones de aluminio de alta tecnología desarrollados por Mahle, similares a los que se utilizan en la Fórmula 1, un alerón trasero que mejoraba la estabilidad a altas velocidades, una dirección más precisa, un chasis rebajado y unas suspensiones más rígidas. Además, el diferencial Torsen de deslizamiento limitado le proporcionaba un control excepcional en curvas, mejorando la tracción y la maniobrabilidad en condiciones exigentes.
El interior del RCZ-R no se quedaba atrás en cuanto a deportividad y refinamiento. Los asientos deportivos, tapizados en cuero y Alcantara, con costuras en rojo, ofrecían un excelente soporte lateral, ideal para una conducción más enérgica. El volante de cuero perforado y el pomo de la palanca de cambios en aluminio reforzaban la sensación de estar conduciendo un coche de altas prestaciones. En cuanto a tecnología, el RCZ-R contaba con un sistema de infoentretenimiento avanzado, con navegación GPS, conectividad Bluetooth y un sistema de sonido de calidad superior, pensado para mejorar la experiencia a bordo.

El éxito del RCZ no se limitó a las carreteras, ya que este modelo también tuvo su momento de gloria en el mundo de la competición. La versión diésel del PEUGEOT RCZ participó en las 24 Horas de Nürburgring en 2010 y 2011, logrando la victoria en su categoría en ambas ediciones. Además, el modelo sirvió de base para la RCZ Racing Cup, una competición monomarca que se llevó a cabo entre 2012 y 2016, demostrando la versatilidad y capacidad del coche en contextos competitivos.
En definitiva, el PEUGEOT RCZ fue más que un simple coupé deportivo. Representó un equilibrio entre la pasión por el diseño, la ingeniería avanzada y la funcionalidad cotidiana. Aunque su producción finalizó en 2015, sigue siendo recordado como un modelo icónico dentro de la historia reciente de PEUGEOT, una marca que ha sabido combinar a lo largo de los años la elegancia con el rendimiento.