El desarrollo del Range Rover eléctrico avanza tras completar una intensa fase de pruebas en el círculo polar ártico, donde ha superado condiciones extremas de frío. Durante esta campaña invernal, los prototipos recorrieron más de 70.000 kilómetros sobre hielo y tierra congelada en el norte de Europa, con el objetivo de validar tecnologías clave de eficiencia y comportamiento dinámico.

Una de las novedades principales es el sistema ThermAssistTM. Este sistema gestiona el calor de forma inteligente y permite aprovecharlo para calentar tanto el habitáculo como la propulsión, incluso cuando la temperatura exterior baja de los -10 ºC. Esta tecnología reduce en hasta un 40 % el uso energético destinado a climatización y mejora la autonomía en condiciones de frío extremo, manteniendo también el rendimiento en la recarga de batería.
La batería de 800 voltios y 117 kWh, fabricada por JLR, se compone de 344 celdas prismáticas dispuestas en dos capas. Se ha diseñado con arquitectura Cell-To-Pack para optimizar espacio, densidad energética y tiempo de carga. Esta configuración también ayuda a mantener una distribución equilibrada del peso, algo clave en su comportamiento dinámico.

Durante las pruebas en Arjeplog (Suecia), los ingenieros evaluaron también la conducción con un solo pedal. Este sistema permite detener el vehículo por completo sin necesidad de frenar y activa automáticamente el Hill Hold para facilitar la reanudación de la marcha. Su funcionamiento se ha ajustado para ser compatible con el sistema Terrain Response y poder utilizarse incluso en terrenos difíciles, como pendientes pronunciadas o superficies de baja adherencia.
Otro aspecto relevante ha sido la puesta a punto de la suspensión neumática de doble cámara, que mejora el control de los movimientos de la carrocería y refuerza la sensación de estabilidad. La nueva configuración ha sido desarrollada teniendo en cuenta la distribución de pesos específica de un modelo eléctrico.

El sistema de tracción total incluye tecnología Intelligent Driveline Dynamics (IDD), capaz de transferir el par del eje trasero entre 0 y 100 % de forma inmediata. Esta respuesta, combinada con la gestión de tracción integrada, permite controlar el deslizamiento de las ruedas con una velocidad hasta 100 veces superior a la de un vehículo con motor térmico.
A lo largo de estas pruebas, el Range Rover eléctrico ha demostrado que mantiene las cualidades de comportamiento y confort asociadas al modelo, incorporando además soluciones tecnológicas propias de su nueva plataforma eléctrica. Con este progreso, el desarrollo del modelo se acerca a su fase final, previo a la apertura oficial del periodo de reservas.